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Foto del escritorEdwina Rauch

HUMILDAD y NO DUALIDAD

Actualizado: 2 jun 2021

Para ampliar la conciencia sobre lo que nos pasa es interesante mirar lo que se esconde detrás de nuestras actitudes, comportamientos y cachar el lugar, la postura que sostenemos para mantener estos patrones de conductas. Cuando me doy cuenta que sufro porque siento mucha impaciencia o me aferro a mis expectativas, es en realidad un regalo, porque esas experiencias me están diciendo que mi manera de percibir la situación no está ajustada y puedo corregirla.



Existen muchas maneras de reajustarme y una de ella es poner luz sobre las creencias que originaron el malestar. Por ejemplo: con la impaciencia descubro que no estoy aceptando el proceso de la vida, su ritmo, no acepto el tiempo. Con las expectativas, estoy esperando algún resultado específico y si no llega lo que deseo, lo rechazo, no acepto no controlar, no acepto la incertidumbre. Esas 2 actitudes tienen en común el hecho que he decidido inconscientemente ponerme en una POSTURA DE JUEZ HACIA LA VIDA, me coloco encima, superior a la vida. Entro en guerra inconscientemente con la vida y obviamente de esta manera va a ser muy difícil poder fluir con ella. La pregunta que me hago es; quien soy yo pequeña humana para juzgar la inteligencia de la vida, ¿esto que me rebasa? ¿No será una forma de soberbia disfrazada al creerme con el derecho de poder juzgar lo que esta bien o esta mal? Al parecer se me olvidó lo humano que soy.


La buena noticia es que al darme cuenta de mi postura de control y de juicio, puedo decidir cambiarla y volver a mi lugar, a la humildad y empezar poco a poco a ACEPTAR, HONRAR y AGRADECER todo lo que surge, porque confío en la vida y sé que soy una aprendiz, que todas las situaciones que vivo me hacen evolucionar. Según mi experiencia, si sigo este camino de la humildad, pronto entenderé y viviré momentos de profunda GRACIA. Volver a esa postura de humildad, me reconecta con mi espontaneidad y a la alegría de vivir de esa niña interior; en fin me permite volver a mi corazón, integrando esa inteligencia de la vida para sanar.


Una buena manera de medir para ver si estoy en una postura de humildad, es el uso cotidiano de estas 4 palabras sagradas: perdón, lo siento, gracias, te amo (ver hoponopono) en cualquier situación que vivo. Aquí lo podríamos aplicar en pedir perdón a nosotrxs mismxs por percibir y pensar como juez, el que separa, el que ve el mundo de manera maniqueísta, dual, luego agradecer el aprendizaje sin importar si es cómodo o no vivirlo y luego volver al amor, diciendo SI a la vida en todas sus facetas.


Entonces recuerdo que tengo el poder de decidir en cada instante, si quiero seguir perpetuando el estado de guerra con la vida o abrazar esa guerra, transformarla para fluir con la vida a pesar de las situaciones intensas que estoy viviendo.


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