Una de las experiencias más bellas de mi vida, ha sido participar a diferentes retiros silenciosos, en diferentes lados, siempre durante estas fechas, entre navidad y año nuevo, mmm en invierno ¡ideal para hibernar como osita! Estos momentos y lugares sagrados me han tocado profundamente el corazón, porque me han permitido adentrarme en mi sensibilidad, dejándome conmover por mi esencia y la esencia de las cosas. Para mi, era una reafirmación de que la sensibilidad es mi conexión con lo divino, mientras más me abría a mi sensibilidad, más amor sentía y más podía descifrar el lenguaje de Diosa.
Hubo una situación que recordaré siempre: durante horas me senté contemplando un grupo de cabras, recuerdo el viento fresco del invierno y ese sol delicioso que me calentaba mi nariz helada. Observaba estas cabras con admiración, las adultas estaban juntas, acostadas mirando hacia el sol, descansando en silencio, a un lado, unos cabritos jugando, saltando y algunas otras iban a comer, dos machos se enfrentaban con sus cuernos, otros apareándose...Pero sobre todo, me impactó el silencio que reinaba entre ellas, pareciera que el sonido de sus voces solo lo usaban cuando era necesario, para comunicar algo especial. Había un silencio tan hermoso que compartían todas, que lloré de conmoción y de mi anhelo de que en algún momento podamos lxs humanxs volver a esa vida tan sana y orgánica y sobre todo a re aprender a compartir el silencio en grupo.
Las sociedades occidentales se han hecho mucho daño al cortarse de la naturaleza, de la espiritualidad y todxs pagamos de una cierta forma el precio de esta desconexión. Entonces me pregunto ¿Cómo podríamos volver a crear estos espacios de paz, de silencio en nuestras casas, instituciones y ciudades? ¿Cómo sería Mérida con bares donde se practica la atención plena o bares donde se toman siestas? ¿Cómo sería un laboratorio artístico de silencio en Mérida o un festival del silencio (ver Mutefestival)? ¿Una Compañía de teatro, de danza que hacen su función en silencio y los aplausos son silenciosos? ¿Cómo serían las salas de espera en instituciones donde pedimos silencio e invitamos a caminar lento y en conciencia? ¿Cómo serían las escuelas, universidades con espacios de silencio? ¿Cómo sería empezar nuevos hábitos, al iniciar y terminar una reunión en silencio? ¿Cómo sería tomarnos un día o una tarde a la semana en silencio completo? Así como existe el día de la Cochinita, que también exista el día del silencio. ¿Cómo sería la creación de un instituto que investigue sobre el silencio en Mérida?
Para mi una cultura de paz sin silencio no puede emerger, es la base, la fundación porque es la que nos permite ser disponibles, receptivxs para escuchar con atención lo que se necesita y de ahí crear nuevas cosas. Este mundo donde habitemos el silencio me hace soñar y lo quiero co-crear con otrxs soñadores prágmaticxs, ¡VIVA LA ERA DE ACUARIO!
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